07 diciembre, 2016

MUESTRA “40 AÑOS DE LUCHAS Y RESISTENCIA *BRIGADA*”


INAUGURACIÓN MUESTRA “40 AÑOS DE LUCHAS Y RESISTENCIA *BRIGADA*” – Sábado 3 de diciembre

La muestra recoge la experiencia de la brigada de propaganda, desarrollada en el año 2013 y convocada por Espacio de Memorias Londres 38 y el Colectivo de Serigrafía Instantánea (de Chile), en conmemoración de los 40 años del Golpe de Estado del 11 Septiembre del 1973.

Dicha muestra fue cedida al Sitio de Memoria ex CCDTyE “Club Atlético”, en el marco de los 40 años de la última dictadura cívico militar en Argentina. Desde el ex-“Atlético”, a partir del intercambio que venimos sosteniendo con el país hermano, proponemos que esta muestra sume a su carácter itinerante el aporte de cada uno de los Espacios de Memoria en los que sea exhibida, con el fin de enriquecerla.

Al inaugurar la muestra, propusimos a distinguidos expositores recorrer el proceso de reflexión que llevaron adelante las 60 organizaciones sociales chilenas que diseñaron y realizaron los 47 afiches. Los ejes temáticos que se abordaron, a 40 años del golpe de Estado de 1976 en Argentina, fueron:


  • Pueblos originarios – Luchas por la tierra
  • La Lucha por la Memoria contra el olvido – Juicios de Lesa Humanidad
  • Medios de comunicación
  • Autopistas en la trama urbana
  • Educación y Derecho de los Niños
  • Género y Diversidad


Las fotos de la actividad están disponibles en:
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1524140070934449.1073741832.1372566846091773&type=1&l=db8559052e

21 julio, 2016

A 20 AÑOS DE LA PRIMERA JORNADA POR LA MEMORIA EN EL EX CCD "CLUB ATLÉTICO"


Compartimos algunas fotos de la actividad realizada el último 16 de julio en la plaza "30.000 compañerxs" para conmemorar los 20 años de la primera jornada de señalización en el ex CCDTyE "Club Atlético".





En nuestra página de Facebook (https://www.facebook.com/memoriaexatletico/) compartimos algunos de los videos que proyectamos durante la jornada.

06 julio, 2016

A 20 AÑOS DE LA PRIMERA JORNADA DE MEMORIA EN EL EX CCD "CLUB ATLETICO"

Hoy recordamos un nuevo aniversario de la 1era Jornada por la Memoria que se realizó el 6 de Julio de 1996. Aquel día un grupo de sobrevivientes, familiares, organismos de DDHH y organizaciones político sociales del barrio llevaron a cabo de forma colectiva la primera señalización del CCD “Club Atlético”, construyendo para la ocasión un “Tótem”. El mismo sufrió un atentado durante su primera noche bajo la autopista, incendiado por personas anónimas. Esta labor de recuperación de la Memoria del terrorismo de Estado, que comenzó con la investigación sobre los detenidxs – desaparecidxs de los barrios de La Boca, Barracas y San Telmo, 20 años más tarde continúa profundizada por las Políticas Públicas de Memoria, Verdad y Justicia que existen en nuestro país.



30 junio, 2016

BIENVENIDO NIETO 120!!




Las abuelas presentaron ayer al nieto recuperado 120, José Luis Maulín Pratto.
Con inmensa alegría, reproducimos a continuación el comunicado.

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https://www.abuelas.org.ar/noticia/la-historia-de-jose-luis-maulin-pratto-el-nieto-613
COMUNICADOS · 29 DE JUNIO DE 2016

LA HISTORIA DE JOSÉ LUIS MAULÍN PRATTO, EL NIETO 120

FUENTE: ABUELAS
AUTOR: ABUELAS

    En conferencia de prensa, las Abuelas exigieron a la justicia santafesina que le restituya su verdadera identidad.

    Abuelas de Plaza de Mayo presenta a José Luis Maulín Pratto como un nuevo caso de restitución de identidad, sustraída durante el terrorismo de Estado, y exige a la Justicia Federal de Santa Fe que le devuelva su verdadera filiación, que fue esclarecida en 2009. José Luis, desde entonces, reclama por distintos medios recuperar su verdadero apellido.En octubre de 1976, en Reconquista, provincia de Santa Fe, una patota integrada por policías, miembros de la III Brigada Área de Reconquista y personal militar realizó un operativo en la casa de una joven pareja. A los golpes, destrozando todo, secuestraron a Rubén Maulín, un trabajador y militante político del PRT, adelante de sus dos hijos pequeños y de su esposa Luisa Pratto, embarazado de cuatro meses. En el mismo operativo se llevaron a la madre de Rubén, Ana Elena Schoesting, y otros familiares. Luisa quedó sola con sus dos hijos y su embarazo. Semanas más tarde, su hermana menor, Griselda, llegó de Buenos Aires para ayudarla pero también fue secuestrada.



    La historia
    Los represores se ensañaron con Luisa: fue torturada en su domicilio, frente a sus hijos, y violada en reiteradas ocasiones. Cuando fue a dar a luz a un sanatorio privado local, el 26 de marzo de 1977, Luisa fue registrada con el nombre de la apropiadora -Cecilia Góngora de Segretín-, evidenciando la premeditación del delito pero, a la vez, dejando la prueba del apellido que llevaría su hijo. El bebé fue entregado así al matrimonio conformado por José Ángel Segretín y Cecilia Góngora, vinculados familiarmente a la Fuera Aérea, y pasó a llamarse José Luis. Sus apropiadores lo inscribieron en el Registro Civil con un acta de nacimiento fraguada, firmada por la doctora Elsa Nasatsky de Martino.
    Por entonces, Rubén seguía detenido pero ya como preso político. Fueron años de dolor que vivió Luisa. Después del parto y durante mucho tiempo siguió siendo visitada por la misma patota policial que había secuestrado a su marido y hermanos, que la sometía a torturas y abusos sexuales. La abuela de José Luis, Ana Elena, se ocupó de los niños y acompañó a Luisa en el reclamo por su marido y su hijo robado. Cuando Rubén Maulín recuperó su libertad, en 1982, ambos se presentaron ante la justicia para reclamar por el niño pero no obtuvieron respuesta y les dijeron que no podían hacer nada.

    Las búsquedas
    Durante mucho, tiempo Rubén y Luisa desconocieron el paradero de su hijo pero a fines de los ‘80 una vecina de la pareja trajo el dato del lugar donde estaba viviendo. Fue así que decidieron ir a reclamar por él, pero la falta de documentación y las amenazas de los apropiadores impidieron el encuentro. A principios de los ‘90, Gisela, la hermana mayor de José Luis escuchó que en su escuela había un niño con el apellido Segretín y se acercó a hablarle, pero el encuentro no prosperó y Cecilia Góngora amenazó a Gisela para obstaculizar la búsqueda.
    José Luis en ese entonces ya sabía que no era hijo de la mujer que lo había criado, pero los relatos iban variando según las circunstancias y conveniencia. Él desde temprana edad tenía dudas de su identidad, por las diferencias físicas y porque tenía una hermana mayor adoptada. En un primer momento le dijeron que era fruto de una relación extramatrimonial de Segretín y luego se fueron sumando otras versiones, siempre inconsistentes.
    En 2008, Luisa y su hermana Griselda hicieron otra declaración ante la justicia, contando nuevamente lo que habían padecido durante el terrorismo de Estado. Después de años de impunidad fue la primera vez que la justicia santafesina aceptó investigar su caso. Para ese momento, ya hacía dos años que muchas víctimas del terrorismo de Estado en la región habían comenzado a dar testimonio en la “Causa Base Aérea”. Luisa dio una nota en una radio de la ciudad y su historia llegó a conocimiento de José, quien se sintió motivado a averiguar sobre su identidad.

    El encuentro
    En enero de 2009, José Luis tomó coraje y llamó a Luisa para contarle que, según las descripciones que ella había dado en la radio, él podría ser su hijo. Se encontraron por primera vez en febrero, y en abril se presentó a la justicia para reclamar por su identidad. Rápidamente José Luis, Rubén Maulín y Luisa Pratto viajaron a Buenos Aires y realizaron el estudio en el Banco Nacional de Datos Genéticos para confirmar su vínculo: era el hijo que durante 32 años habían buscado.
    José Luis dice que recuperó a su familia y su familia lo recuperó a él; desde 2009 mantiene una relación estrecha que se fortalece día tras día.

    El juicio por su identidad
    La semana pasada comenzó en Santa Fe el juicio por la apropiación de José Luis, en el que están imputadas la apropiadora Cecilia Góngora, y la médica que atendió el parto y firmó el certificado de nacimiento, Elsa Nasatsky de Martino. También estaba acusado el jefe de la Base de la III Brigada Aérea de Reconquista, Danilo Sambuelli, quien falleció en diciembre de 2014.
    En 2013, Sambuelli ya había sido condenado a 21 años de prisión por los secuestros y torturas a 39 militantes, entre ellos Rubén Maulín –el papá de José Luis– y por la “violación agravada reiterada” de Griselda Pratto –la tía–, en un juicio histórico porque fue el primero en la provincia que juzgó la violencia sexual en centros clandestinos como delitos de lesa humanidad.
    El propio José Luis se acercó el mes pasado hasta el Tribunal Oral de Santa Fe y dejó una carta para que el juicio se realice lo antes posible. “Soy José Luis Maulín, pero estoy obligado aún a nombrarme como José Luis Segretín”, escribió en la primera línea. Y, en una carilla, les contó a los jueces “la congoja y la desdicha de portar una identidad que no es la propia”, y ser víctima de “un delito que se cometió hace 38 años, pero que se repite cada día”, con él y con sus hijos que actualmente tienen 12 y 16 años.
    El caso de José Luis no se registraba entre las denuncias de niños desaparecidos en Abuelas de Plaza de Mayo, ni tampoco en los nuevos casos que, gracias a las investigaciones de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), se van incorporando al Banco. Sin embargo, se trata de otro caso de sustracción, ocultación y falsificación de identidad de un bebé en el marco del terrorismo de Estado, como todos los de nuestros nietos y nietas apropiados. Gracias a su valentía y la de familia se lograron reconstruir los hechos que los genocidas intentaron borrar y tergiversar. Luego de conocer en profundidad su historia y los padecimientos de sus padres por recuperarlo, la Asociación decidió incorporar su caso al listado de nietos restituidos, como un acto de reparación y verdad histórica.

    14 junio, 2016

    14 DE JUNIO - DÍA DEL BARRENDERO

    Feliz día para todxs aquellxs trabajadorxs que todos los días y a pesar de las inclemencias del tiempo ponen su cuerpo con el compromiso de ofrecernos una ciudad más limpia.


    El 14 de junio del 2003 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires estableció  el “Día del Barrendero” en homenaje a Kleber Silva Iribarne ("Hermano Mauricio Silva"). De nacionalidad uruguaya y cura tercermundista, pertenecía a la congregación de los “Hermanitos de Jesús” y aspiraba a compartir la vida de lxs pobres sin ningún privilegio.

    Después de trabajar en varios quehaceres junto a sectores vulnerados, y viviendo en un conventillo, finalmente ingresó como barrendero en la  Municipalidad de la CABA. Allí se comprometió con sus compañerxs llevando adelante una importante lucha por mantener su estatuto de empleados municipales.

    “Los Hermanitos” trataron de convencerlo que se fuera del país cuando empezó la feroz represión de la última dictadura cívico-militar, pero “Mauricio” sentía que no podía tomar un privilegio que no tenían sus compañerxs.

    Tenía 51 años cuando fue secuestrado en Villa Mitre el 14 de junio de 1977, en las inmediaciones de su lugar de trabajo.  Por declaraciones de un sobreviviente es considerado víctima del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio “Club Atlético”.

    30.000 compañerxs detenidxs-desaparecidxs presentes!!!
    Ahora y siempre!!!

    01 junio, 2016

    ANCCOM - COBERTURA DE LA JORNADA DEL 27 DE MAYO

    Compartimos la nota del acto realizado en el Sitio de Memoria "Club Atlético" el pasado 27 de mayo. Con esta jornada recordamos uno de los tantos "traslados" realizados durante el funcionamiento del Centro Clandestino y a lxs compañerxs que allí fueron desaparecidxs.
    Agradecemos inmensamente a lxs compañerxs de la Agencia de Noticias Ciencias de la Comunicación de la UBA (ANccom) por la cobertura.



    Un día con memoria y justicia

    Mientras se conocía la sentencia a los represores responsables del Plan Cóndor, se realizaba un homenaje a los detenidos desaparecidos del CCD Club Atlético.

    Escrito por Azul Tejada // Fotos de: Julia Otero

    El 27 de mayo de 1977 a Daniel Mercogliano le sirvieron doble ración de comida. La noche anterior no había recibido nada, no alcanzaba para todos. “Ayer eran 200, hoy no son más de 120”, le dijo el compañero sometido a trabajo esclavo que se encargaba de repartir alimentos. Ese día, alrededor de ochenta personas fueron puestas en fila y “trasladadas” del ex Centro Clandestino de Detención Club Atlético. Sabemos lo que el eufemismo “traslado” significó en la dictadura cívico-militar argentina. Este 27 de mayo, treinta y nueve años después, son otros los detenidos, esta vez con todos los derechos y garantías que los militares negaron a los 30 mil detenidos desaparecidos: 17 represores fueron sentenciados por el Plan Cóndor, una asociación ilícita formada a fines de 1975 entre las dictaduras de Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Brasil para eliminar a quienes consideraban sus enemigos. Aquellos que secuestraron, detuvieron, torturaron, y desaparecieron a cientos de personas en la clandestinidad, son hoy los que legalmente están siendo juzgados y sentenciados a prisión.

    Las antorchas de la silueta que recuerda a los más de 1500 detenidos-desaparecidos que pasaron por “Club Atlético” en la dictadura militar fueron encendidas el pasado viernes, en un acto homenaje por el traslado masivo que tuvo lugar ese mismo día hace 39 años, fecha que pudo ser precisada gracias al testimonio de Daniel Mercogliano, ex detenido de ese centro clandestino. “Yo quiero hablar sobre el compañero Alberto Tomás Aguirre, un muchacho de 27 años, casado, albañil, correntino, militante de la Juventud Peronista, con tres hijos. Fue mi compañero de celda. Él fue secuestrado el día 22 y yo el día 19”, inició el relato Mercogliano. Y continuó, pese al temblor en su voz: “El 27 de mayo por la mañana nombraron celda por celda a cada uno de los que iban a ser trasladados en ese momento. Lo llamaron a mi compañero y yo en ese momento me alegré y hasta lo envidié. Fueron puestos en una fila, tomados todos por los hombros, y en trencito fueron llevados hasta un pasillo interno. Los represores les dijeron que iban a ser trasladados a una granja de recuperación en el sur y que iban a ser transportados en avión. Y que, para evitar inconvenientes, les iban a dar un tranquilizante. Alcanzaron una guitarra, pusieron música, y los obligaron a cantar y a bailar. Al poco tiempo el bullicio fue desapareciendo. Y no se escuchó más nada”.

    El “Club Atlético” funcionó como centro de detención, tortura y exterminio entre febrero y diciembre de 1977 en  el sótano de la sede del Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la División Administrativa de la Policía Federal, un edificio de tres pisos ubicado en Paseo Colón, entre San Juan y Cochabamba. A finales de 1978 fue demolido para la construcción de la Autopista 25 de Mayo. Los detenidos-desaparecidos que aún seguían allí fueron trasladados a “El Banco”, otro centro situado en Camino de Cintura y Autopista Ricchieri, y luego a “Olimpo”, en Floresta. El 20 de septiembre de este año comenzará la tercera etapa del juicio a ese circuito represivo: Atlético-Banco-Olimpo.



    Gracias al reconocimiento que hicieron los sobrevivientes de su lugar de cautiverio, y al acompañamiento de sus familiares y de organizaciones de derechos humanos, a partir de 2002 el Gobierno de la Ciudad inició las obras de excavación y rescate arqueológico. “Seguimos trabajando todos los días para encontrar más certezas y verdades. Aún queda mucho que descubrir del Atlético, con más del 90 por ciento de su superficie aún sin excavar. La recuperación de la arquitectura y los objetos que acá se hallaban enterrados sirven como prueba en los juicios a los delitos de lesa humanidad que se llevan adelante”, dijo la arqueóloga Laura Duguine.

    El acto homenaje fue organizado por la Comisión de Trabajo y Consenso del Atlético y por el Espacio para la Memoria de este ex centro clandestino. Osvaldo Barros, ex detenido, explicó: “Los traslados hacia una granja en el sur fue el eufemismo utilizado para no tener oposición entre los secuestrados. Así sentíamos irse a los compañeros entre risas, llantos y el ruido de los grilletes”. Respecto a la conmemoración, Susana Mitre, del Área de Transmisión de la Memoria, dijo: “Este acto es muy particular porque es la primera vez que hacemos un homenaje a un traslado. Cada uno de los aspectos que vamos conociendo va saldando un trauma vivido en nuestra sociedad, que fue nada más y nada menos que un genocidio. Ese es el valor que tiene, la reparación personal de los individuos, pero también una reparación social”. Para Daniel Mercogliano, dar el testimonio que permitió conocer la fecha exacta del suceso es una manera de luchar contra el olvido: “Las mil doscientas o mil quinientas personas que han muerto acá no pueden ser olvidadas, para que la historia no se repita, para que queden vestigios de ellos de su paso por la tierra”, dijo.

    “¿Por qué hablar de un traslado en particular cuando hubo más de una docena en general? ¿Por qué mencionar a un secuestrado cuando hubo más de mil?”, preguntó Laura Duguine refiriéndose al Atlético. Y respondió: “Lo que sabemos sobre el terrorismo de Estado es mucho menos de lo que aún desconocemos. Armamos y reconstruimos el pasado como si este fuese un gran rompecabezas al que le vamos sumando piezas, pero aún nos faltan muchas. No sabemos el total de los traslados, las fechas en que acontecieron, y el total de la identidad de sus víctimas, pero sí sabemos que un día como hoy hace 39 años hubo un traslado masivo en el que junto a muchos otros estaba Alberto Tomas Aguirre. Esa es una pieza del rompecabezas que sí tenemos”.

    Y son esos “pedazos de historia” los que permiten ir aportando pruebas a los juicios que a partir de 2003 vienen llevándose a cabo. Respecto al contexto actual del país, el ex-detenido Osvaldo Barros enfatizó: “Hoy, que corren peligro los avances logrados en la lucha contra la impunidad, que se pretende el olvido y la reconciliación, redoblamos nuestros reclamos de justicia por nuestros compañeros, saber su destino, dónde están, quiénes fueron los responsables. Exigimos la continuidad de los juicios. Seguimos reclamando reclusión perpetua, en cárcel común y efectiva, para todos los genocidas. Seguimos gritando: no habrá olvido, no habrá perdón, no habrá reconciliación”.


    “Lo que sabemos sobre el terrorismo de Estado es mucho menos de lo que aún desconocemos. Armamos y reconstruimos el pasado como si este fuese un gran rompecabezas al que le vamos sumando piezas, pero aún nos faltan muchas”, afirmó Laura Duguine.


    Sentencia Plan Cóndor

    Este viernes 27 de mayo, mientras Daniel Mercogliano se preparaba para detallar el traslado que había tenido lugar en el sótano de Paseo Colón años atrás, una sala llena en Comodoro Py escuchaba la sentencia del Tribunal Oral Federal N° 1 de la Capital por el “Plan Cóndor” y por el segundo tramo de la causa “Automotores Orletti”, en las que se investigan los crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura. Si bien en total eran 32 los acusados en un inicio, solo se juzgó a 17 ex militares, 16 argentinos y 1 uruguayo, debido a que algunos murieron –entre ellos Jorge Rafael Videla– y otros fueron separados del juicio por razones de salud.

    El tribunal integrado por los jueces Oscar Ricardo Amirante, Adrián Federico Grünberg, Pablo Gustavo Laufer y Ricardo Ángel Basílico (juez sustituto), estableció para Santiago Riveros, Manuel Cordero Piacentini y Miguel Ángel Furci 25 años de prisión. Además, fijó para Reynaldo Bignone, el último presidente de facto, 20 años de cárcel. Juan Avelino Rodríguez y Carlos Tragant fueron absueltos, y el resto fue condenado a penas que varían entre 8 y 20 años de prisión. Los fundamentos de la sentencia serán dados a conocer el próximo 9 de agosto.

    Una de las particularidades de este juicio fue que se probaron no solo los crímenes de lesa humanidad, sino la asociación ilícita entre las dictaduras de Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Brasil –con conocimiento y control de Estados Unidos– para reprimir y eliminar a aquellos que consideraron “peligrosos”. Entre los escritos que sirvieron de prueba judicial –documentos desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos, el “Archivo del terror” de Paraguay, y algunos expedientes de la inteligencia militar de Argentina y Chile, entre otros– fue hallada el acta de fundación del Plan Cóndor, fechada el 28 de noviembre de 1975 en Santiago de Chile. El Plan Cóndor consistió, en una primera etapa, en la creación de una base de datos sobre los posibles enemigos políticos; una segunda fase consistió en pasar a la acción, identificando y eliminando a estos opositores a nivel regional; y una tercera, fuera de la región, para encontrar y asesinar a aquellos que consideraban “peligrosos” y que se hallaban en otros países.

    Antorchas por la Memoria

    Con las antorchas de la silueta del Atlético aún prendidas y la conmoción por el acto recién finalizado, Daniel Mercogliano habló sobre la coincidencia de fechas del aniversario el traslado y la sentencia del Plan Cóndor: “Hay algo que es cierto: esto no puede ser nunca más. Por nosotros no puede ser nunca más. Pero también me indigna que si bien los represores han sido unos grandes hijos de puta, y son responsables de todo lo que pasó, hoy sean los únicos que están en el banquillo de los acusados. Los que realmente se beneficiaron de todo esto no dan la cara. No puede haber más un hijo de puta que disponga de otro, en ningún sentido”.
    Actualizado 31/05/2016

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    26 mayo, 2016

    ACTO - HOMENAJE: un traslado, 30.000 desaparecidxs


    Viernes 27 de mayo
    Recordaremos a lxs compañerxs víctimas de uno de los tanto "traslados" masivos producidos en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio "Club Atlético" mientras este estuvo en funcionamiento. 



    16 abril, 2016

    "DDHH SON AHORA: EX CENTRO CLANDESTINO 'CLUB ATLÉTICO' " - NOTA EN REVISTA "LA PRIMERA PIEDRA"

    Reproducimos a continuación la nota publicada en la revista "LA PRIMERA PIEDRA" sobre el Sitio de Memoria "Club Atlético". Agradecemos en particular a Giuliana Sordo.




    Con la intención de desmitificar la idea de que los derechos humanos pertenecen al pasado y la memoria es algo que debería quedar en el olvido, el ciclo “Los derechos humanos son ahora” intenta indagar su vigencia en la realidad actual. A 40 años de la última dictadura cívico-militar, la transformación de los ex centros clandestinos de detención en sitios de memoria interpelan, cuestionan y son un eje fundamental para remarcar su importancia en la actualidad.
    El “Club Atlético” fue uno de los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) durante la dictadura cívico-militar en la Ciudad de Buenos Aires, funcionó desde febrero a diciembre de 1977 y en 1978 fue demolido para la construcción de la Autopista 25 de Mayo. Ubicado en plena Av. Paseo Colón, entre Cochabamba y Av. San Juan, como la mayoría de estos espacios, cumplía con la lógica de funcionar de forma clandestina pero en paralelo situarse en lugares céntricos para evitar pasar desapercibidos.

    Desenterrar: la historia del centro clandestino

    El Club Atlético funcionaba en el sótano del edificio del Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la División Administrativa de la Policía Federal y formó parte del circuito represivo conocido como “ABO”. Este centro junto a El Banco, ubicado en La Matanza, y el Olimpo, situado en el barrio porteño de Floresta, operaron de modo sucesivo a cargo de los mismos grupos de tareas, tal como quedó probado en las causas judiciales. Tanto fue así, que luego de la demolición por la construcción de la autopista, los detenidos fueron trasladados a dichos centros clandestinos.
    En conversación con La Primera Piedra, Laura Duguine, coordinadora del Proyecto de Recuperación de la Memoria “Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio Club Atlético”, comenta: “Hoy hemos logrado reconstruir una lista de 350 personas confirmadas que pasaron por este centro, sin embargo hay una estimación realizada por los sobrevivientes a través de las letras y los números que le fueron asignados cuando les quitaban la identidad, en la cual habrían estado entre 1500 y 1800 personas secuestradas en menos de un año”. Cada uno de los detenidos era designado con un número y una letra y se estima que la letra cambiaba a cada centena.
    La estrategia del mostrar-ocultando que se ejerció en la dictadura cívico-militar fue una paradoja clave para entender el funcionamiento y disciplinamiento social que se buscó imponer, instalando nuevas formas de ciudadanía que continúan en vigencia hasta el día de hoy. Este sitio clandestino no fue diferente, los autos entraban constantemente con personas vendadas en una zona constantemente transitada.
    Por otra parte, una de las particularidades de este sitio es el haber sido derribado para construir la Autopista y haber quedado totalmente bajo tierra. Organismos de derechos humanos y sobrevivientes del Club Atlético reclamaron durante muchos años la excavación del sitio donde el centro clandestino de detención había funcionado, con la convicción de que aún quedaban pruebas y huellas firmes de aquel espacio.
    “Con la excavación se le gana a aquellos que tienen dudas y a toda esa fuerza de la sociedad que quiere ocultar y esconder, y poner justamente bajo tierra años muy importantes de la vida de este pueblo”
    Miguel D´Agostino, detenido-desaparecido en el “Club Atlético” el 1 de julio de 1977. Liberado el 30 de septiembre de 1977.
    Ricardo Andreu, uno de los trabajadores del espacio, menciona a La Primera Piedra que luego de destruirlo, sobre el mismo lugar construyeron una plaza. Una plaza de cemento y con la autopista de techo, buscando disimular lo indisimulable. A pesar de taparlo, de querer mantenerlo en el olvido, la lucha de víctimas y familiares dio paso para que la memoria ocupe lugar. Cuando los sobrevivientes lograron identificar su lugar de cautiverio, empezaron un proceso de reclamo y búsqueda de verdad acompañados por familiares de los detenidos-desaparecidos, organismos de derechos humanos y organizaciones barriales.
    Desde 1996, en un contexto de total impunidad para los represores, se comenzaron a realizar actos e intervenciones artísticas en el lugar con el objetivo de recordar lo sucedido y denunciar a los responsables. Al día siguiente de la primera “Jornada por la Memoria”, el grupo escultórico denominado “Totem” fue incendiando y se taparon los nombres de los represores escrachados. Quienes fueron parte de esa actividad comentan que durante toda la tarde hubo, aunque parezca una especie de broma, un Falcón verde estacionado enfrente observando la actividad

    Gracias a la insistencia en el reclamo, en el año 2002 comenzaron las excavaciones en el Club Atlético. Sin embargo, hasta ahora sólo se pudo excavar el 10% de la totalidad del terreno, principalmente, por falta de presupuesto. La importancia histórica de avanzar en este proceso es ineludible, destapar este espacio en su totalidad es símbolo del reclamo de verdad y justicia.

    Excavar: la arqueología como prueba judicial

    La búsqueda de la verdad, reclamando la excavación del espacio y la importancia de resguardarlo como sitio histórico, adquirió todo su sentido cuando en las primeras excavaciones lo que encontraban coincidía con los testimonios de quienes habían pasado por allí. Estas dieron a luz las primeras evidencias materiales de la existencia del Club Atlético en dicho predio. No sólo con los lugares y sus ubicaciones, sino también y, quizás fundamentalmente, con los objetos que se descubrieron.
    “La impunidad, en parte, con la excavación se les termina. No es total, siguen teniendo su impunidad. Estas excavaciones son un triunfo contra el silencio, contra la impunidad y para la memoria de todos los compañeros”
    Delia Barrera, detenida-desaparecida junto a su compañero Hugo Alberto Scutari en el “Club Atlético” el 5 de agosto de 1977. Liberada el 4 de noviembre de 1977. Hugo continúa desaparecido.
    En el plano que habían hecho los sobrevivientes del lugar, incluyeron como un punto a ubicar, entre los baños, las celdas y las escaleras, una mesa de ping-pong. “Cuando encontramos la pelota en el foso del ascensor, fue muy importante porque se confirmaba el relato de los sobrevivientes”, afirma Laura Duguine. El sonido de la pelota con la que jugaban los militares perduró en la memoria de quienes pudieron salir del cautiverio, fue tan importante su presencia en este sitio que para uno de los sobrevivientes ese sonido era confundido como una tortura más, como un ruido más de los tantos que hacían escuchar todo el tiempo y a todo volumen, hasta encontrar el objeto lo pensó como una grabación más para enloquecerlos. Recién con la aparición de este elemento, pudo callar ese sonido en su cabeza“Acá te das cuenta como la arqueología y sus descubrimientos pueden servir como elementos de sanación”, sentencia la coordinadora del proyecto.
    En este sentido, mientras recorre el espacio, Ricardo Andreu expone que en el año 2009 se hizo una nueva pequeña excavación en el sitio de cara al juicio para constatar los relatos y encontrar el escalón de la escalera que, en aquellos años, depositaba con suma violencia a cada detenido en el subsuelo del edificio. Una vez más, pudieron ver reafirmado el testimonio de los sobrevivientes.
    Al ser necesaria la investigación y la recuperación de lo sepultado, el equipo de arqueología de este espacio es fundamental, porque permite dar cuenta de la historia, descubrir las personas que pasaron por allí y otorgar un valor fundamental como prueba judicial. La evidencia material que encontraron desde las primeras excavaciones fue tal que se creó el programa de arqueología y conservación de los sitios de memoria: el equipo también colabora en la recuperación de información material en otros ex centros clandestinos.
    Todos los objetos que se encuentran son ingresados en la base de datos donde se le consignan las medidas, se le toma una imagen y se lo llena de un montón de características. Siempre trabajamos con la idea de la conservación preventiva que es trabajar en todo lo que es el entorno del objeto, porque no estamos hablando de obras de arte sino que son todas pruebas judiciales, entonces tenemos que conservar sus características y ver qué información nos puede dar”, profundiza Laura, y agrega: Esta investigación evidencia la importancia de la arqueología aplicada a la reconstrucción de los crímenes del terrorismo de Estado”.
    “Un lugar tan oscuro de todo punto de vista que había salido a la luz. Es acá, es esto. Es empezar a ubicar los pedazos”
    Jorge Aizemberg, detenido-desaparecido en  el “Club Atlético” el 11 de septiembre de 1977. Liberado el 21 de septiembre de 1977.
    El sitio de memoria cuenta con un laboratorio con la muestra de algunos de estos objetos. Pero además de estos, tienen miles más que no tienen el espacio ni los elementos para exhibirlos sin arruinarlos. Silvina Durán, una de las arqueólogas cuenta aLa Primera Piedra: “Tenemos esa colección sensible que algunos familiares vienen a ver. Son duros algunos objetos, porque es desde ropa que le sacaban a los detenidos hasta la bombacha de un bebé, pero está bueno que se conozca y hay muchos más que estimamos están enterrados. Por eso la importancia de continuar con las excavaciones, este tema no es para nada algo cerrado”.
    El trabajo que se realiza en el Club Atlético es importante para la recuperación de la memoria para las víctimas y sus familiares, pero también para la sociedad en su conjunto. Fundamentalmente, en lo que refiere a su participación judicial, en este espacio concreto, los aportes han sido enormes por toda la investigación material que contienen. “En el año 2010 fuimos a declarar en lo que fue el juicio por el circuito ABO contra 17 represores, por todas las pruebas con las que contábamos”, destaca Laura Duguine.

    La situación de sus trabajadores hoy
    La importancia de este trabajo es realmente fundamental como para que este tipo de proyectos sigan, crezcan y se profundicen, como lo es el presupuesto para continuar las excavaciones, la compra de materiales para lo que es la conservación de los objetos y la continuidad de sus trabajadores. Sin embargo, en estos últimos meses la inestabilidad laboral que se vive en las instituciones del Estado nacional también repercutió con numerosos despidos en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y, específicamente, en la Secretaria de Derechos Humanos, de la que estos sitios dependen.
    El 31 de diciembre de 2015, bajo la nueva gestión, los trabajadores del Club Atlético, renovaron su contrato hasta el 31 de marzo de 2016. Gracias las negociaciones y reclamos, en este sitio lograron que les renueven el contrato de trabajo hasta diciembre de este año. Si bien la incertidumbre permanece, se les otorga un poco más de respiro para poder continuar con un trabajo que, para ellos, es una convicción. En este sentido, Silvina Durán comenta: “Igualmente, se está realizando un vaciamiento. También tenemos compañeros de otros sitios en el interior del país que han sido despedidos, en uno de esos casos era el único que trabajaba en el sitio de memoria”.

    La transmisión de la memoria

    Una de las tareas más importantes de todos los sitios en general es la transmisión de la memoria. Principalmente, a las nuevas generaciones. Por ello, Laura Duguine resalta: “La mayor parte de los visitantes que vienen al sitio tienen menos de 30 años, es decir, nacieron en democracia. El mayor aporte tiene que ver con la transmisión de una parte de la historia de la cual no fueron parte”.
    “Los ex Centros Clandestinos tienen que ser visitados, sirven en la medida en que mis hijos, los hijos de mis hijos y los hijos de los hijos de mis hijos puedan pasar por ahí y entender que eso existió, que eso lo hicieron seres que eran parte del Estado argentino, que consideraron o se creyeron con la capacidad de determinar quién vivía y quién no, qué país teníamos que tener, qué economía teníamos que llevar. Nos genera a todos los que vemos eso la posibilidad de pensar ¿con quién acordamos? ¿Qué hubiésemos hecho en esa época? ¿A qué apostaríamos hoy?”
    Irma Medina, hermana de Rubén Medina, detenido-desaparecido en el “Club Atlético” el 2 de marzo de 1977. Rubén sigue desaparecido.
    Susana Mitre, encargada del área pedagógica y de transmisión del Club Atlético, específicamente en escuelas, comenta a La Primera Piedra“Participamos en los programas ‘Jóvenes y memoria’ y ‘La Escuela va a los juicios’. Los llevamos a escala territorial y proponemos a los docentes del barrio que se sumen. Los chicos se quedan impactados en las charlas. También, de acuerdo a sus demandas y los problemas que viven tocamos otros temas, como la violencia institucional o el gatillo fácil”. En la actualidad, gran cantidad de jóvenes curiosos, organizados o independientes se preguntan por el pasado reciente de Argentina. Esto desemboca, sin dudas, en el cuestionamiento de lo sucedido en la dictadura, no sólo por la brutal represión que implicó, sino por los efectos que aún persisten en el plano económico, político y social, y las estructuras que aún persisten en el aparato de fuerza estatal.

    En este sentido, Laura Duguine concluye: “Si bien todos estos proyectos nacieron como la recuperación de la memoria del terrorismo de estado, hoy en día también son proyectos que son mucho más amplios, se trabaja con lo que es la ampliación de derechos. Entonces, en estos talleres que se están dando en escuelas, no sólo se toma la memoria sobre lo que fue el terrorismo de estado, sino trabajar concretamente en los derechos humanos del presente”.  

    Los derechos humanos hoy

    Hay muchas razones para afirmar que los derechos humanos no pertenecen al pasado ni perecen por fuera de la lucha por los delitos cometidos en la dictadura, ni tampoco se agotan en estos hechos. Los efectos que siguen perdurando en la actualidad son tantos que insistir en ello es absurdo, pero se pueden mencionar como ejes indiscutibles para seguir proclamando: la lucha por la justicia, la lucha por la identidad, la lucha por la denuncia frente a un plan económico que condenó a la miseria, pobreza y exclusión a grandes sectores de la población mientras que los mismos de siempre salieron fuertemente enriquecidos.

    Tampoco es algo que debe quedar en el olvido porque hay casos de bebés desaparecidos que aún no han recuperado su identidad. En el caso del Atlético, hay 13 casos denunciados de mujeres que estaban embarazadas y que presuntamente dieron a luz en tales fechas y que son jóvenes que hoy están siendo buscados por Abuelas de Plaza de Mayo. De esos, hay tres casos de jóvenes que recuperaron su identidad: María Eugenia Sampallo Barragán, Alejandro Pedro Sandoval Fontana y Juan Cabandíe Alfonsín, este último si bien nació en la Ex ESMA sus padres estuvieron detenidos en el Club Atlético.

    “Es más lo que no se sabe, que lo que sí se sabe”

    En este sentido, la mirada de Laura Duguine como coordinadora del proyecto es esclarecedora: “Todo el proceso de la recuperación de la memoria, del terrorismo de estado y en particular de los centros clandestinos es absolutamente fragmentaria. Es decir, sabemos muy poco en relación a lo que fue en sí mismo. Si sumamos las personas que se conocen que fueron secuestradas acá, tenemos como mucho 400 personas. A las estimaciones reales de 1500 personas que pasaron por este sitio nos están faltando más de 1000”. Ni hablar si estos números se replican en el resto de los centros clandestinos que existieron en el país. “Entonces, no sólo fue difícil recuperar la memoria del terrorismo de estado que se tiene hasta el día de hoy, no sólo es fragmentaria, sino que es un rompecabezas absolutamente inacabado aún con los esfuerzos de la sociedad civil y con la implementación de políticas públicas. Es decir, cosas que serían muy fáciles con la entrega de la información que tienen las fuerzas, los servicios de inteligencia o la embajada de Estados Unidos, como ha sido la recuperación de la identidad de restos enterrados como NN que se ha logrado luego de muchos años encontrar la verdadera identidad y posteriormente nos enteramos por documentos desclasificados por EEUU que esa información ya se tenía. Es decir, nosotros tuvimos que hacer un rompecabezas muy grande para llegar a una información que hubiese sido muy fácil de obtener desclasificando documentos”, profundiza.
    “Por lo que luchaba esa generación fue que necesitaron barrerla y destruirla, para poder hacer lo que están haciendo hoy. Y eso está ligado a la impunidad y a la continuidad de este modelo económico”
    Ana María Careaga, detenida-desaparecida en el “Club Atlético” el 13 de junio de 1977, a los 16 años y estando embarazada de tres meses. Liberada el 30 de septiembre de 1977.
    “Hasta hace un par de años hablábamos de la existencia de alrededor de 500 centros clandestinos, y hoy estamos hablando de casi 700 centros clandestinos. Quiere decir que los datos se siguen construyendo. No está acabado ni el listado de los desaparecidos, ni el listado de quienes son las personas que han sobrevivido y fueron sometidas a estos vejámenes, ni toda la cantidad de infraestructura edilicia que fue utilizada para esto. Es un dato que está en permanente construcción e investigación”, enfatiza Laura Duguine, quizás para responder a todas las discusiones alrededor de los números que no permiten profundizar en la reconstrucción de memoria, y aclara: “Entonces, es más lo que no se sabe, que lo que sí se sabe”. Silvina Durán, en este sentido, acompaña la reflexión: “Sobre todo, teniendo en cuenta que hay gente que se acerca por primera vez en este año, y que gracias a su aporte se puede seguir reconstruyendo quienes pasaron por acá, tanto los que fueron detenidos como los represores. Entonces, es un trabajo re del presente, aunque muchos digan que solo es revolver el pasado”.
    “En este sitio recibimos en el 2015, cuatro sobrevivientes que no habían testimoniado nunca. No es un número menor. Cuatro sobrevivientes, testimonios de personas que no declararon nunca. Es decir, no declararon ante CONADEP, no declararon ante el CELS, no declararon ante los juicios de verdad, y recién lo hacen ahora. Entonces, esta historia, no sólo no está cerrada sino que le falta mucho resarcimiento para una sociedad que todavía está buscando recuperar la memoria de lo fue el terrorismo de estado”, concluye Laura y su trabajo adquiere total sentido.

    04 abril, 2016

    DESPIDOS EN EL ESTADO. NOTA EN LA REVISTA "LA PRIMERA PIEDRA"

    Desde que somos trabajadorxs de Sitios de Memoria la precarización laboral ha sido nuestra constante. Sin embargo, nunca estuvo en riesgo nuestra precaria fuente laboral. Siempre las condiciones fueron mejorando, de a poco. Así ha sido la historia de los y las trabajadoras de este Sitio de Memoria y de otros: contratos por locación de obra que se firmaban cada cuatro meses, luego conseguimos contratos de locación de servicio por doce meses y, en 2014, obtuvimos lo que se conoce como Art. 9 de la Ley Marco de Empleo público. Muchxs de nosotrxs cobramos por vez primera un aguinaldo, aunque continuábamos firmando un contrato anual.

    Compartimos el link de una nota publicada en la revista digital "La primera piedra" sobre los despidos que se vienen dando en organismos del Estado Nacional. Una de las (despedidas) entrevistadas es nuestra compañera Liliana Morinigo, quien hasta mediados de Enero trabajó en este Sitio de Memoria. Seguimos reclamando por su reincorporación y la del todxs lxs despedidxs. Somos estatales. Nuestro trabajo, son tus derechos.



    18 marzo, 2016

    PRESENTACIÓN DEL LIBRO "LILI" (LILIANA CLELIA FONTANA) - SÁBADO 19/03, 17HS - ESPACIO EX-ESMA


    Desde el Sitio de Memoria ex CCDTyE “Club Atlético” compartimos con satisfacción la invitación a la presentación del  libro “Lili” escrito por Silvia Graciela Fontana.  La obra relata la historia de vida de Liliana Clelia Fontana, quien fue una víctima de este Centro Clandestino. Tenía 20 años cuando fue secuestrada embarazada, junto a su pareja Pedro Sandoval, el 01-07-77. Liliana fue llevada a la ESMA a parir a fines de diciembre de 1977. El hijo de ambos, Alejandro Sandoval Fontana, fue recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo en junio del 2006. Liliana y Pedro permanecen desaparecidos.